martes, 16 de julio de 2013

jueves 20

Me atrapo la noche con nostalgia, y en un abrir y cerrar de ojos me convertí nuevamente en un niño, en lo que solía ser, en lo que en algún lugar dentro mío todavía soy. Comencé a recordar esas cosas que hacemos los niños, como la vez que robe un encendedor y para que nadie me viera me escondí debajo de la cama y lo encendí, al final todo el mundo se entero, ya que el colchón se prendió fuego.
Recuerdo aquella vez que me contaste, porque tu también fuiste un niño, que corrías a alguien por un corredor de la escuela y te cerraron la puerta de vidrio antes que puedas atraparlo y cuando te diste cuenta ya la habías atravesado, la rompiste, esas cosas que dejan marcas físicas; tengo un montón de esas por si algún día queres que te cuente.
Recuerdo el día que mi madre me hablo por primera vez de la muerte, estaba completamente azorado, aterrado, me despertaba por las noches pensando que todo por lo que lo estaba allí tenia un fin, que yo lo tendría también. No podía entender la idea que ella fuese conciente de ello y aun así, lo podía pasar de largo, como si no importara, que todo sea transitorio que solo estaríamos acá por un peñasco e insignificante peñasco de tiempo, supongo que luego nos acostumbramos y por momento lo olvidamos, ignoramos…
Sin embargo el jueves pasado fue un día para morirse, esos días que son tan poéticamente hermosos qué no importaba si me iba de este mundo sin dejar una huella, simplemente por que mi pecho explotaría de la emoción y la alegría.
Ese día  me gane la sonrisa de una niña, que tímidamente escondía su carita, comenzamos un juego de miradas, sonrisas, y caras tapadas... mientras mi "yo", mi niño le hacia muecas y nos reíamos. Era yo viviendo a través de ella, era yo escondiendo mi cara mirando de reojo entre tímidas muecas de confianza secuaz.
Tuve flexibilidad algo que me alegra siempre, algo que duele y mucho… nunca fui de esas personas laxas que con su cuerpo hacen lo quieren, no me rindo, aunque cueste sudor y lagrimas lo amo porque todo lo bueno cuesta y para valorarlo tiene que....

 Y al final del día fui a nuestro encuentro… te vi. Mis piernas temblaban probablemente por el ejercicio o es lo que quiero creer, mis manos delatoras comenzaron a sudar  y cuando pensé que tus ojos habían olvidado los míos, o cuando los míos comenzaban a olvidar los tuyos, se encontraron en un frenesí de miradas en un mar de ojos. Fue volver a la vida después de un gran letargo.
Cenamos y hablamos durante horas, me gustaba sentir tu mirada cuando no te miraba, en un ida y vuelta de miradas cómplices y sonrisas de medio pelo, fue como si el tiempo no hubiese pasado, tu ausencia se convirtió en permanencia, y creo que de alguna forma fue así...
Ese día fui niño, hombre, sacrificio, amor, dolor, excitación, sonrisa, ojos, fue estar completamente vivo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario