♪ take my breath away ♫
piensa y luego existe...
martes, 16 de julio de 2013
Querida amiga
jueves 20
Recuerdo aquella vez que me contaste, porque tu también fuiste un niño, que corrías a alguien por un corredor de la escuela y te cerraron la puerta de vidrio antes que puedas atraparlo y cuando te diste cuenta ya la habías atravesado, la rompiste, esas cosas que dejan marcas físicas; tengo un montón de esas por si algún día queres que te cuente.
Recuerdo el día que mi madre me hablo por primera vez de la muerte, estaba completamente azorado, aterrado, me despertaba por las noches pensando que todo por lo que lo estaba allí tenia un fin, que yo lo tendría también. No podía entender la idea que ella fuese conciente de ello y aun así, lo podía pasar de largo, como si no importara, que todo sea transitorio que solo estaríamos acá por un peñasco e insignificante peñasco de tiempo, supongo que luego nos acostumbramos y por momento lo olvidamos, ignoramos…
Sin embargo el jueves pasado fue un día para morirse, esos días que son tan poéticamente hermosos qué no importaba si me iba de este mundo sin dejar una huella, simplemente por que mi pecho explotaría de la emoción y la alegría.
Cenamos y hablamos durante horas, me gustaba sentir tu mirada cuando no te miraba, en un ida y vuelta de miradas cómplices y sonrisas de medio pelo, fue como si el tiempo no hubiese pasado, tu ausencia se convirtió en permanencia, y creo que de alguna forma fue así...
Ese día fui niño, hombre, sacrificio, amor, dolor, excitación, sonrisa, ojos, fue estar completamente vivo.
domingo, 7 de octubre de 2012
mano a mano
Basta con no amar, nunca, a nada, a nadie: Es la única receta infalible para no sufrir. Yo aposté mi vida a todo lo contrario, y hacía muchos años que definitivamente había dejado de importarme si lo perdido era más que lo ganado. Creía que ya estábamos a mano el mundo y yo, ahora que ninguno de los dos respetaba demasiado al otro. Pero un día descubrí que todavía podía hacer algo para estar completamente vivo antes de estar definitivamente muerto, entonces, me puse en movimiento"
domingo, 15 de abril de 2012
Fragmento
sábado, 17 de diciembre de 2011
martes, 6 de diciembre de 2011
Otra carta que nunca envie
lunes, 19 de septiembre de 2011
el principito y el zorro
Así el principito domesticó al zorro. Y cuando se aproximó la hora de la partida:
- Ah! - dijo el zorro... - Voy a llorar.
- Es tu culpa – dijo el principito -, yo no te deseaba ningún mal pero tú quisiste que te domesticara.
- Claro – dijo el zorro.
- Pero vas a llorar ! – dijo el principito.
- Claro – dijo el zorro.
- Entonces no ganas nada !
- Sí gano –dijo el zorro – a causa del color del trigo.
Luego agregó:
- Ve y visita nuevamente a las rosas. Comprenderás que la tuya es única en el mundo. Y cuando regreses a decirme adiós, te regalaré un secreto.
El principito fue a ver nuevamente a las rosas:
- Ustedes no son de ningún modo parecidas a mi rosa, ustedes no son nada aún – les dijo. – Nadie las ha domesticado y ustedes no han domesticado a nadie. Ustedes son como era mi zorro. No era más que un zorro parecido a cien mil otros. Pero me hice amigo de él, y ahora es único en el mundo.
Y las rosas estaban muy incómodas.
- Ustedes son bellas, pero están vacías – agregó. – No se puede morir por ustedes. Seguramente, cualquiera que pase creería que mi rosa se les parece. Pero ella sola es más importante que todas ustedes, puesto que es ella a quien he regado. Puesto que es ella a quien abrigué bajo el globo. Puesto que es ella a quien protegí con la pantalla. Puesto que es ella la rosa cuyas orugas maté (salvo las dos o tres para las mariposas). Puesto que es ella a quien escuché quejarse, o alabarse, o incluso a veces callarse. Puesto que es mi rosa.
Y volvió con el zorro:
- Adiós – dijo...
- Adiós – dijo el zorro. – Aquí está mi secreto. Es muy simple: sólo se ve bien con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos.
- Lo esencial es invisible a los ojos – repitió el principito a fin de recordarlo.
- Es el tiempo que has perdido en tu rosa lo que hace a tu rosa tan importante.
- Es el tiempo que he perdido en mi rosa... – dijo el principito a fin de recordarlo.
- Los hombres han olvidado esta verdad – dijo el zorro. – Pero tú no debes olvidarla. Eres responsable para siempre de lo que has domesticado. Eres responsable de tu rosa...
- Soy responsable de mi rosa... - repitió el principito a fin de recordarlo.