Con solo mirarse bastaba para que se entendieran, sabiendo que entre ellos quedaban miles de incógnitas sin responder. Uno rubiecito, alto, con aparatos, futbolista, músico y el otro castaño, más bajito, anti deporte por así decirlo, pintor, no tenian muchas cosas en comun pero lo único que los unia era su amor por el arte pero nunca se habían hablado ni tampoco lo hicieron pero siempre buscaban la escusa para verse o cruzarse pero un día fue tanto el miedo a la insertidumbre de lo que pasaba por la cabeza del otro o la timidez que se adueño de ellos que sus caminos se bifurcaron y con mucho dolor en los ojos no pudieron ni decirce adios, hoy la vida los vuelve a unir.
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