Basta con no amar, nunca, a nada, a nadie: Es la única receta infalible para no sufrir. Yo aposté mi vida a todo lo contrario, y hacía muchos años que definitivamente había dejado de importarme si lo perdido era más que lo ganado. Creía que ya estábamos a mano el mundo y yo, ahora que ninguno de los dos respetaba demasiado al otro. Pero un día descubrí que todavía podía hacer algo para estar completamente vivo antes de estar definitivamente muerto, entonces, me puse en movimiento"
domingo, 7 de octubre de 2012
mano a mano
"Se puede vivir una larga vida sin aprender nada; se puede durar sobre la tierra sin agregar ni cambiar una pincelada de paisaje; se puede, simplemente, no estar muerto sin estar tampoco vivo.
Basta con no amar, nunca, a nada, a nadie: Es la única receta infalible para no sufrir. Yo aposté mi vida a todo lo contrario, y hacía muchos años que definitivamente había dejado de importarme si lo perdido era más que lo ganado. Creía que ya estábamos a mano el mundo y yo, ahora que ninguno de los dos respetaba demasiado al otro. Pero un día descubrí que todavía podía hacer algo para estar completamente vivo antes de estar definitivamente muerto, entonces, me puse en movimiento"
Basta con no amar, nunca, a nada, a nadie: Es la única receta infalible para no sufrir. Yo aposté mi vida a todo lo contrario, y hacía muchos años que definitivamente había dejado de importarme si lo perdido era más que lo ganado. Creía que ya estábamos a mano el mundo y yo, ahora que ninguno de los dos respetaba demasiado al otro. Pero un día descubrí que todavía podía hacer algo para estar completamente vivo antes de estar definitivamente muerto, entonces, me puse en movimiento"
domingo, 15 de abril de 2012
Fragmento
Quisiera que él mas que todos me llorara,
pues por él lloré mas que nunca yo en mi vida.
Me desgarró la ilusión del beso ido
en vanas fantasías con sabor a primavera.
Me juré un amor tan eterno que rara vez se ha repetido,
aunque amar he amado y amo a quien quiera hoy ser mi caricia,
¡pero el!
No habrá jamás abrazo mas orgásmico que el dado a aquel extraño,
ni mano mas caliente que la que lijara mi piel por cierto fría,
ni lengua más perdida que la que perdió él con la mía.
No tengo fotos de ese encuentro.
Pero en mi álbum de memorias
recuerdo cada milímetro de su rostro guarecido
en un denso lupanar de desencuentros.
No contaba él con la memoria de mis dedos
ni con el olfato que grabó el perfume de él salido.
No lo he vuelto a oler.
Por lo tanto se que nunca mas lo he visto.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)